Cipolletti: 28 años del triple crimen que sigue impune
El 9 de noviembre de 1997, tres jóvenes de Cipolletti desaparecieron tras salir a caminar. Eran Verónica Villar, María Emilia González y Paula González. Dos días después, el vecino Dante Caballero halló sus cuerpos en el paraje Los Olivillos, con signos de ataduras y disparos.
El hecho conmocionó a toda la región. Las familias habían denunciado la desaparición en la Comisaría 79, pero se les pidió esperar 48 horas. Ante la falta de acción, vecinos y allegados iniciaron rastrillajes por su cuenta.
La investigación estuvo atravesada por irregularidades y errores graves. Se denunciaron omisiones en los peritajes y pérdida de pruebas clave, lo que generó sospechas de encubrimiento. Con los años, surgieron hipótesis que apuntaron a otros posibles partícipes, aunque nunca se comprobó su intervención.
El único condenado fue Claudio Kielmasz, sentenciado a prisión perpetua. Cumple su pena en la cárcel de Senillosa y jamás admitió los hechos. La sentencia dejó abierta la posibilidad de más involucrados, pero sin pruebas concretas.
Las víctimas tenían proyectos personales y profesionales: Verónica estudiaba Agronomía, María Emilia se formaba como maestra jardinera y quería estudiar Genética, mientras que Paula planeaba seguir Turismo. María Emilia era madre de Agustina, de apenas dos años.
A casi tres décadas, el triple crimen de Cipolletti continúa siendo sinónimo de impunidad y dolor. El reclamo por verdad y justicia se mantiene como símbolo de lucha contra la violencia de género y la negligencia institucional, en un caso que aún duele y sigue marcando la memoria colectiva de la región.

